Desván Desastre: Donde la arena puso nombre a mi desierto

martes, 25 de agosto de 2009

Donde la arena puso nombre a mi desierto

Me pierdo entre tu voz, entre tu brazos, todas las noches, y tú apenas sabes que estoy contigo. Te hablo y el tiempo se va parando, y parece que la vida se detenga en ese instante, como si el reloj parase las manecillas caprichosamente para simular la eternidad. Y, al escucharte, mi mente se queda en blanco y tu voz me envuelve como un lamento del inmenso mar...

Es entonces cuando me voy perdiendo, me desvanezco ante tus palabras sin siquiera tu saberlo. Y, cuando callas, te vuelvo a mirar. Como embrujada pro tu silencio, me adormezco, acariciada por la ternura de tu intensa mirada... Y es justo en el momento en que me dejas de mirar que yo despierto; un estremecimiento recorre todo mi cuerpo como si me fueras a dejar para siempre en el preciso instante en que tus párpados están cayendo lentamente, vencidos por el sueño...
Cómo si intuyeras lo que me está pasando te comienzas a mover, inquieto, bajo las blancas sábanas, hasta encontrarme. Mientras tus ojos se ciernen sobre mí noto tus manos recorriendo mi cintura para no dejarme ir, para no escapar de ti ¡y me siento tan cerca!
Tu boca en mi oído. Me vuelves a susurrar todas esas palabras que no se atreven a marchar, y apenas puedo creer que estés ahí, apenas puedo asimilar lo que me llegas a hacer sentir...
Me llevas de la mano al infinito de un sueño y siento caer toda yo en el abismo de tu veneno, mientras tranquilizas este alma inundada de esperanzas recogidas del último naufragio.
Otra noche más, perdida entre tus palabras, entre tus sueños, vuelvo va sonreír mientras me duermo... perdida completamente en ti. Sin saber que estoy contigo y, sabiendo que jamás estaré sin ti.