A unos pasos de mis pies hay un verso roto, una caligrafía
oscura desenfocada en la tristeza. Caminos de llanto, pan y cebolla, un suelo
de espinas. Un andar rápido y
descuidado, la pisada certera donde el corazón se rompa.
Todo se queda en nada rápidamente. Agua que se vierte en
charco, besos al olvido. Un recuerdo ausente. Un amor perdido en las arrugas de
tu frente, marchita.
El adiós no es más
que la oración diaria, el último aliento prolongado en el tiempo. El monólogo
de un cómico que perdió su gracia.