Desván Desastre: 1/8/09

domingo, 30 de agosto de 2009

Reencuentro


Te has traido en tu mirada el mundo nuestro, en ese brillo que acaricio con la punta de los dedos dormidos, callados de no verte en tanto tiempo.
De la esperanza al ansia de poseer tu cuerpo, de sentir el calor que me hace huir del invierno.
Mis dedos, tus ojos y tus besos.
Que daria por robarte cada noche el mismo anhelo.
Imagen: El beso, 1982. De Auguste Rodin

viernes, 28 de agosto de 2009

Y te quiero

Y te quiero. Te quiero cuando los lunes te levantas a las seis de la mañana. Te quiero cuando me miras con tu cara recién lavada, cuando me das esos besos de despedida que me dicen que no te volveré a ver más durante la semana.

Y me gusta. Me gustas cuando sonríes, cuando pensando te quedas sin decir nada. Me gustas porque te acurrucas en el fondo de mi alma, porque te escondes entre mis cosas, porque nunca estás cansado de quererme, de soñar despierto apoyado en el quicio de la ventana. Me gustas a todas horas, y al igual que cuando callas, me gusta cuando tu voz susurra esas etéreas palabras, a veces inexplicables, a veces tan simples y llanas.

No te pediré que me quieras cuando por mí no sientas nada. No te pediré que te quedes cuando hayas abierto las alas. Pero no te vayas. No te vayas porque no sé que haré cuando sin ti no me quede nada, cuando te vaya a mirar y no me encuentre tu mirada, esa que muestras cuando te enfadas, o esa otra, cuando no miras nada.

Mi vida es toda un sueño, mi sueño es tu mirada. En ella encuentro ilusiones que brillan, como la noche constelada.
Y me meces entre caricias,
y me acunas, como la vela acuna la llama.

Y te quiero, como al sol quiere la luna.
Y me gustas, como a la noche la mañana.



jueves, 27 de agosto de 2009

Carta a Inspiración

Querida Inspiración,
hace tanto tiempo que no tratamos que a veces pienso que te has olvidado de mí. Lo sé, no te culpo de nada, quizás esta cabecita loca ha tenido poco tiempo para cultivar tu amistad últimamente.
Te escribo para saber si tu velero navega en playas lejanas o has naufragado en alguna isla desierta de la cual no ansías volver...


Recordaba el otro día, mientras veía pasar nubes blancas, cómo te presentabas antes en mi vida sin avisar. Tu presencia en los lugares más insospechados hacia de los días una aventura.
Desprovista del apunte necesario estando en alta mar, intentaba mantener tu presencia hasta avistar tierra y poder tomar el apunte de mis conversaciones contigo. Frecuentemente eran en vano mis esfuerzos y no niego que la memoria no se aliaba conmigo, por lo que tenia que esperar a verte nuevamente en tierra.

Hoy te escribo para decirte que añoro tu presencia. No te fuerzo a volver a verme pero sé que algo te acordarás de mí. Miraré las estrellas esta noche, esas que compartíamos hasta lucir el alba, y esperaré en la calma volvernos a ver.

Estimada amiga, espero compartir contigo las palabras voladas, los tornados de pensamientos y las luces del faro que nos iluminaba ayer.



martes, 25 de agosto de 2009

Donde la arena puso nombre a mi desierto

Me pierdo entre tu voz, entre tu brazos, todas las noches, y tú apenas sabes que estoy contigo. Te hablo y el tiempo se va parando, y parece que la vida se detenga en ese instante, como si el reloj parase las manecillas caprichosamente para simular la eternidad. Y, al escucharte, mi mente se queda en blanco y tu voz me envuelve como un lamento del inmenso mar...

Es entonces cuando me voy perdiendo, me desvanezco ante tus palabras sin siquiera tu saberlo. Y, cuando callas, te vuelvo a mirar. Como embrujada pro tu silencio, me adormezco, acariciada por la ternura de tu intensa mirada... Y es justo en el momento en que me dejas de mirar que yo despierto; un estremecimiento recorre todo mi cuerpo como si me fueras a dejar para siempre en el preciso instante en que tus párpados están cayendo lentamente, vencidos por el sueño...
Cómo si intuyeras lo que me está pasando te comienzas a mover, inquieto, bajo las blancas sábanas, hasta encontrarme. Mientras tus ojos se ciernen sobre mí noto tus manos recorriendo mi cintura para no dejarme ir, para no escapar de ti ¡y me siento tan cerca!
Tu boca en mi oído. Me vuelves a susurrar todas esas palabras que no se atreven a marchar, y apenas puedo creer que estés ahí, apenas puedo asimilar lo que me llegas a hacer sentir...
Me llevas de la mano al infinito de un sueño y siento caer toda yo en el abismo de tu veneno, mientras tranquilizas este alma inundada de esperanzas recogidas del último naufragio.
Otra noche más, perdida entre tus palabras, entre tus sueños, vuelvo va sonreír mientras me duermo... perdida completamente en ti. Sin saber que estoy contigo y, sabiendo que jamás estaré sin ti.


domingo, 23 de agosto de 2009

Sólo para tí


Sé que no volverán aquellas poesías,

sé que todo se perdió no sé dónde aquel día.

Puede que jamás vuelva a escribir así,

pero esta vez escribiré sólo para tí.



Mis palabras se sucederán formando cadenas

para acariciar tu alma y deshacerse en ella.

Diluiré en tus manos todas mis sonrisas

y el brillo de mis ojos te acariciará siendo brisa.



Ya no correrán mis miradas furtivas

en busca de escondites donde jamás irás.

Y un sueño de fantasía morirá en mis pupilas

si me ofreces la luna, si esta vez no te vas.