Perdió el norte, la vida se mostró efímera en su piel y suspiró...
Sus ojos en volandas, sus manos en tropel, acariciando la infinidad de su cuerpo desnudo. Parecía que se iba a consumir su vida en un segundo, que las manecillas del reloj estuvieran incendiando todo su amor.
Sus sueños ensalzados en la eternidad del minuto, el que tenia para consumir la desazón. Ese brillo en los ojos y el calor de otros labios, esa necesidad que desarmaba la desesperación.
Su larga cabellera descansando en la almohada, la calma de los susurros que escucha en el reloj. Una nívea sonrisa que mece la esperanza...
Y suspiró.
Sus ojos en volandas, sus manos en tropel, acariciando la infinidad de su cuerpo desnudo. Parecía que se iba a consumir su vida en un segundo, que las manecillas del reloj estuvieran incendiando todo su amor.
Sus sueños ensalzados en la eternidad del minuto, el que tenia para consumir la desazón. Ese brillo en los ojos y el calor de otros labios, esa necesidad que desarmaba la desesperación.
Su larga cabellera descansando en la almohada, la calma de los susurros que escucha en el reloj. Una nívea sonrisa que mece la esperanza...
Y suspiró.