Del olvido a tu piel hay
un paso,
un paso de arena efímero
y como el mar a la isla
he llegado
cautivada por el fulgor devastador
de tu cuerpo.
De tu piel a mi olvido
hay un camino,
plumas de vuelo en las
alas de tus manos
y me voy acercando al
abismo sin sentido.
Desolador el desierto de
la espera
el olvido aniquilado en
tu regazo
se va volviendo todo una
quimera.
Y no somos dos almas
desoladas
ni perdidas en el azar
del tiempo
sólo olas que en el mar
se acaban.