Al olvido de tu nombre vengo
a traerle un adiós hoy devastado
por recuerdos afilados y fieros
nudos de garganta desgastados.
La voz que gritaba en su afonía
ha perdido la música en el eco
que repite un solo desacorde
del amor agotado en el tiempo.
Ruido ensordecedor desamparado
te entrego en mano a cambio
del silencio en el alma olvidado.
Sereno, ligero, calmado el beso
que en mi frente la vida posa.
No logró salir el corazón ileso.