Desván Desastre: 1/2/10

martes, 23 de febrero de 2010

Despertar

Se van de madrugada a vivir el sueño
a sentir tu risa, a mirar tu cielo
se van sin ser llamadas, a cumplir deseos.


Cuelgan mis pies en el filo de la cama
con tu piel perdida entre las sábanas
me tirita la vida en la punta de los dedos
-que despiertan- al frío de la madrugada.


Se van de madrugada a vivir el sueño
a sentir tu risa, a mirar tu cielo
se van sin ser llamadas, a cumplir deseos.

 
Deseosas mis manos de acariciar tu pelo,
y tu sonrisa ávida de seguir sintiendo
el fragor de la cálida brisa que deja
la última luna en el sol de tu invierno.


Se van de madrugada a vivir el sueño
a sentir tu risa, a mirar tu cielo
se van sin ser llamadas, a cumplir deseos.


Y se marchan mis pies al calor del día
el cuerpo rogando en un último intento
de seguir mirando tus pestañas dormidas
vibrando como estrellas en tus ojos ajenos.

sábado, 13 de febrero de 2010

El viaje




Al amparo del viaje vibra lento el silencio
desatando perfumes de tiempo vivido
y futuro latente de segundos sin causa
que caen en cascada de tus ojos sentidos

Resuena la letra de un cantar olvidado
en los tejados bajos de colores ocres
Las paredes blancas de las casas rezuman
nostalgias eximes de tu voz desnuda.

Y se encauzan los días lentos y acordes
con un despertar de placeres dormidos
Las noches que antes soñabas responden
con susurros de cuentos jamás oídos.

Se ha dibujado en ese andar la frescura
de los días pacientes de un verano sereno
de las horas rehenes de un mundo infinito
y los segundos presos de un aire-velo.

Al amparo del viaje vibra lento el silencio
mientras narra tu vida de noches en vela
y tus marcas de antaño se vuelven doradas
alumbrando de soles tu mirar austero.

sábado, 6 de febrero de 2010

Hay noches



Hay noches
en las que me siento
perdida
anudando las cuerdad vocales
para no decir a voces
tu nombre.

martes, 2 de febrero de 2010

A salvo




Una mano, tu mano
de los dedos de alfileres
salen páginas
en blanco.
Una mano, tu mano
escribiendo poesía
en mi cuerpo
descalzo.

 
Un mañana de caricias
un albor ayer pactado
disgregados
los años.
Un susurro de tus labios
un verso amarrado
a tu sueño
dorado.

 
Una mano, tu mano
amparo de soledades
ahuyentados
los pájaros.
Una mano, tu mano
determinante perenne
de un mañana
a salvo.